LOS CAMINOS HACIA DIOS
Recuerdo cuando era muy pequeña (tendría unos 4 ó 5 años) que llegamos a una nueva ciudad. Mi padre llevaba la misión de comenzar una iglesia de su denominación, pero en esa ciudad en su gran mayoría la gente practicaba otra religión.
Estando un día solos mis hermanos y yo en casa, alguien desde afuera prendió fuego a un pedazo de papel periódico y lo metió por debajo de nuestra puerta. En otra ocasión mi madre llegó sangrando de la boca pues alguien le lanzó una piedra cuando acompañaba a mi padre en sus visitas diarias y tuvieron que llevarla de urgencia a otra ciudad para ser operada.
Mis padres tuvieron grandes dificultades para realizar el trabajo que tenían en mente.
Cuando contaba con aproximadamente 8 años presencié una escena que jamás se borró de mi memoria: Vi a mi padre sacar a empujones de su iglesia a alguien que no compartía su misma religión e ideas.
Sentí un dolor muy grande en mi corazón por aquel hombre, y por mi padre.
Comencé a cuestionarme el porqué de la división en grupos, porqué los demás están mal y yo estoy bien. Pensé, ¿Cual hubiera sido la reacción de Jesús?, que en éste caso es el líder de los cristianos involucrados.
Los caminos hacia Dios son muchos. Creo que si voy a una iglesia y les pregunto a sus miembros quién es Dios y que significan sus enseñanzas para ellos, obtendré respuestas muy diferentes unas de otras. No dudo que todos estarán seguros de sus conceptos y deberé respetar sus opiniones, ya que el camino a Dios es muy individual y no todos vamos en el mismo sendero pero estoy segura que todos alcanzaremos tarde o temprano la misma meta.
Considero "violencia" tratar de convencer a alguien a que crea o piense como yo. No puedo pretender que en un colegio todos los alumnos estén en el mismo grado, ni puedo pensar que los del primer grado son menos que los del último grado. Cada cual está dónde le corresponde estar y eso hay que respetarlo.
Tampoco debo pensar que soy superior o inferior a nadie en cuestiones espirituales. Cada cual está en el lugar que está por su derecho y su elección.
Algunos aparentemente avanzamos lentamente, mientras otros avanzamos aparentemente rápido. Tampoco podemos saber quién va a qué velocidad ya que tampoco se trata de quién llegue primero.
Algo me dice que todos llegaremos a nuestro tiempo.
Mi única tarea en éste mundo es hacer la parte que me pertenece a mí, nada más. No vine a empujar a nadie, ni pretender que en mi curso hayan miles y miles de participantes por el simple hecho de que eso me hará sentirme segura, confiada, menos sola y tal vez menos equivocada. Viendo mucha gente en mi camino talvez me haría sentir tranquila pues si voy bien o voy mal tengo muchos en mi compañía.
No puede ser que tantos estemos equivocados, los números nos dan confianza.
Vamos como en un rebaño y nos sentimos seguros.
El camino a Dios que buscamos todos, me he dado cuenta durante el transcurso de mi vida; es un camino mas bien solitario.
En ese camino aparecen personas que se acercan a mí, y por un rato aprenderé de ellas, tal vez ellas de mí también y seguiremos nuestro rumbo individual hacia Dios individualmente, hasta que nos reunamos de nuevo en El.
No me afano por salvar el mundo, pues el mundo no está perdido. Nosotros en forma individual y personal nos vamos dando cuenta qué es lo que debemos cambiar dentro de nosotros mismos para mejorar nuestro entorno, nuestro pequeño mundo.
Más bien me doy cuenta que al cambiar yo, mi entorno comienza a cambiar sin mucho esfuerzo de mi parte, dejo de participar en los dramas en los que participaba voluntariamente y todas esas telenovelas dramáticas que componían y hacían parte de mi vida van terminando en un final feliz para mí.
Tolero todas las religiones porque cada una tiene una parte de ésa gran verdad que todos llevamos dentro y cada cual tiene el derecho como lo tengo yo de llegar a Dios a su manera y a su tiempo.
Recuerdo que en éste mundo hay tantos caminos hacia Dios como hay gente y cada cual va por el camino que ha elegido y que le pertenece a él solamente.
Tenemos religiones, sectas y creencias de lo más variado que podamos imaginar. La gran mayoría de todas ellas en esencia tienen unas enseñanzas hermosas de Amor y de Hermandad que si las practicáramos no tendriamos porque dividirnos y hacernos daño, juzgándonos y atancándonos sin piedad y en muchos casos llegando hasta a enfrentarnos en guerras.
La clave del éxito de todas éstas religiones y de cualquier camino que elijamos individualmente es practicar el Amor, el Perdón y la Tolerancia que sin duda son el tema principal y fundamental de éstas enseñanzas.
No creo que en ellas se incluya el menospreciar, odiar, juzgar y alejar a los que no crean como yo.
No me limito a repetir versos de libros sagrados, ya que si esos versos no reflejan cambios en mi propia vida, ni tampoco sirven en mi crecimiento interno, ni en mi convivencia con el medio ambiente y los seres que me rodean, esos versos no me sirven de nada.
Es por eso que muchos sitios de congregación se pueden convertir en un simple club social donde todos creen y pocos crecen.
Si decido no hacer el curso individual que me pertenece y me paso la vida tratando de reclutar miembros para mi causa por muy buena que yo crea que sea, al final del camino tal vez diré: "Traté de cambiar el mundo, luché y luché pero no se pudo".
Entonces me responderán:
"Se requería solamente que cambiaras tú".
Con Amor,
Patricia Elena García.
Dios me dá el permiso de llegar a El a mi paso y a mi modo.
Si Dios me lo permite a mí.
¿Quien soy yo, para no permitírselo a los demás?
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