Friday, February 17, 2012

Un Testimonio

Un testimonio de bienestar con el trabajo de Patricia Garcia.

En varias ocasiones he tenido el gran privilegio de confrontar y resolver varios dilemas de indole espiritual y de relaciones con Patricia Garcia. En cada sesión ella pacientemente y sabiamente me ha ayudado a entender mejor la causa de mis problemas y consecuentemente me ha ayudado a resolver mis muchas dificultades. Es verdaderamente increible lo efectivo que es su trabajo, especialmente cuando ella, la mayor parte del tiempo se mantiene en silencio. Ella es una persona que realmente sabe escuchar y es verdaderamente intuitiva.
Estoy por siempre agradecida a Patricia, por tomarse el tiempo para ayudarme a solucionar mis conflictos personales. No solamente su trabjo es efectivo e iluminador, sino que tambien en este proceso he ganado una amiga de por vida.

A todos aquellos que les gustaría solicitar una guía espiritual o personal con Patricia, yo atestiguo sin lugar a dudas que su trabajo es excepcional. La principal razón de su eficacia y de su éxito es que ella posee una verdadera compasión y un entendimiento profundo de la naturaleza humana….. cualidades y habilidades que en cualquier cultura o país son difíciles de encontrar. Por estas razones, si te encuentras en la necesidad de pedir y buscar  ayuda, no dudes en hacer una cita con Patricia Garcia. En mi opinión y experiencia personal, Patricia Garcia es nada menos que un ángel en la tierra!

Sinceramente,

Gladys Wesley-Kennedy   

Sunday, February 12, 2012

Nací Rica

NACI RICA

Desde que tengo uso de razón he sentido que soy rica, por esa razón todas las noches las terminaba con una oración de gracias. Por eso cuando llegamos a este país (Estados Unidos) me alegré enormemente que aquí hubiese un día específico para dar GRACIAS y desde entonces; “Thanksgiving” o  "Día de Acción de Gracias", siempre ha sido mi festivo favorito.
Siendo muy pequeña, sentía la necesidad y un deseo profundo de dar gracias por los padres que tenía. Me siento afortunada.
Para ellos, tengo un amor incondicional. Ellos me dieron a mi tierna edad lo que yo necesitaba: Amor. De ellos aprendí  muchas cosas: Algunas podríamos llamarlas buenas y otras no tan buenas. A través de ellos empecé a percibir el gran amor que Dios me da a cada momento.

Hace muchas años que llegamos a éste país y al poco tiempo de radicarnos aquí mis hermanos menores me decían a veces : “Y nosotros que pensábamos que éramos ricos". No sé que les haría pensar que llegando a los Estados Unidos dejaron de serlo.
Yo siempre me he sentido rica. Por esa razón lo soy. Protegida por un amor tan grande que de sólo pensar en él los ojos se me humedecen. Vivo agradecida. Soy una persona rica y agradecida. Nunca he tenido necesidades gracias a Dios.
La riqueza y la pobreza son una percepción de nuestra mente. Entre el necesitar y el querer hay una brecha  bien larga y muchas vidas se arruinan buscando solamente el querer, no sabiendo que si las necesidades básicas están cubiertas, ya somos ricos.
El querer más de lo que necesito me hace una persona infeliz y por lo tanto desagradecida. He tenido la experiencia de obtener algo que deseaba y quería pero que no era una necesidad básica y después de un tiempo he encontrado algo que  me gusta aún mucho más de lo que ya tenía. 
 Así que, si sigo mis impulsos insaciables nunca  terminaré de llenar mi vida de cosas  que nunca me satisfarán totalmente. Ese efecto de bienestar que me proporciona adquirir cosas durará unas cuantas horas, días, o meses, pero no es algo que podamos decir que nos deje llenos y satisfechos para siempre. Más adelante ese vacío interno nos llevará a tratar de llenarlo otra vez con algo diferente y siempre serán cosas.
Qué razón tenía el que dijo que  “Las cosas más importantes en la vida no son cosas”.

Tengo dentro de mí lo justo para ser feliz y vivir en paz. Los "quiero, quiero, quiero" muchas veces me apartan de mi verdadero camino, ahí donde se encuentra la paz interior, esa paz que no se puede comprar con ningún dinero del mundo. Mi riqueza no se ve, se siente.
Soy hija de un padre rico. Estoy agradecida con lo que tengo y si en cualquier momento necesito algo me llega. Eso nunca me ha fallado y puedo decir que de vez en cuando me llegan "regalitos" inesperados.

Siento dentro de mí que ese dicho "Deseo poco y lo que deseo lo deseo poco", es mío.
Yo soy rica y me iré más rica cuando mi curso termine, pues mi riqueza la encuentro adentro y regresará  conmigo aumentada a la Fuente de donde vinimos. Cuántas personas pueden decir lo mismo? Se llevarán su riqueza al otro lado de la vida?.  No he visto el primero que muera y sus riquezas materiales se vayan con el. Nos podemos enterrar con ellas pero eso sólo significa que esas cosas ya no las disfrutarán ni ellos, ni nadie. A veces pareciera que estuviéramos jugando a “el que más juguetes o cosas materiales acumule gana”. Y sí, es cierto : Gana stress, gana enfermedades nerviosas, gana envejecimiento prematuro y llega primero a la tumba”.
Si estoy aburrida, infeliz, deprimida, sola o triste; nada que yo compre me hará sentir mejor. Un vacío interno jamás lo llenará algo ni alguien externo a mí misma. Busca por dentro el motivo de tu vacío. Encontrarás que no estás solo y que Dios cubre todo y en realidad no necesitas nada.

Mis ojos están siempre atentos a la belleza que me pueda presentar la naturaleza  que me rodea. Esos valles en los que nací, las montañas tan altas en las que me crié, el mar azul verde- marino,  las playas de arena blanca, lugares que he conocido, que siento que soy de ahí; que no son nada extraños, ni la gente extranjera. Tampoco me siento extranjera. Las flores y sus bellos colores que la mano humana no ha podido reproducir, el arco iris y su belleza tan sobria, tan mágica. Los seres humanos que he conocido todos tan diferentes entre sí, en colores, formas, tamaños y maneras de vivir.
El  amanecer con su encanto, el día con sus azules y grises, sus nubes, el atardecer y sus tonos  naranja, violeta. De noche la oscuridad, la luna y sus fases, que me dan tiempo para el descanso y reponerme de la actividad diaria.
Pero tampoco me aferro a eso ya que todo en este mundo es pasajero, cambia, se transforma, un dia es y al otro puede no serlo. La cuestión es disfrutar del presente de lo que la vida me pone en enfrente sin aferrarme a nada. Eso me dá paz ya que mi felicidad interna no depende de lo que está pasando afuera, sino de lo que llevo dentro de mí.

Disfruto enormemente del sentido del oír.
La música para mí es una de las formas en la que el hombre se comunica con Dios de una manera más sincera, más clara, desde adentro.
Los truenos, la lluvia; son un regalo sin igual. El sonido del viento, los árboles cantando su canción para el que quiera oírlos, pueden ser un  verdadero regalo.

El tacto. El roce de la piel de un bebé o de un animal, el contacto con la hierba, con el agua fresca o el sentir el calor de una mano amiga  o de un abrazo amoroso, incondicional.

El gusto, los diferentes sabores (recordemos que cuando éramos niños ésta era  una  de las maneras en la que nos relacionábamos con el mundo que nos rodeaba).

La voz con la que expresamos nuestro amor, nuestro más hondo sentir. Con ella puedo cantar, orar, perdonar o pedir perdón, felicitar, animar y sobre todo, usarla  para transmitir Amor.

¿Cuánto estaríamos dispuestos a pagar por el aire, el sol, la salud, el viento, las montañas, el mar, la vida?. Todo eso es gratis.
Por eso vivo agradecida!

SIENTE  QUE TODO ES TUYO. NADA ES DE NADIE PORQUE TODO ESTABA AQUÍ ANTES DE QUE TU LLEGARAS Y SEGUIRA AQUÍ AUN  DESPUES DE QUE TE HAYAS MARCHADO.

Con mucho Amor,

Patricia Elena Garcia.

La vista, el olfato, el oído, el tacto, el sabor; son algunos de los regalos que  podemos disfrutar sin tener que pagar por ellos. Mi corazón siente y se abre cada  vez que veo en los ojos de mi  hermano que somos uno y que Dios nos creó iguales.

No permitas que la sociedad  te haga  olvidar que eres rico y te tornes desagradecido.

Monday, February 6, 2012

El Fanatismo

EL FANATISMO

Como seres humanos, al llegar al mundo deseamos pertenecer. Primero, queremos sentirnos amados y protegidos por nuestro núcleo familiar. Al llegar a la juventud queremos ser parte de un  grupo de amigos. Al ser mayores queremos pertenecer a un club, tener un título profesional, trabajar en ciertos círculos, comprar cierta ropa, frecuentar lugares interesantes. Y así vamos por la vida, procurando ser aceptados en los diferentes grupos en los que los seres humanos nos vamos dividiendo,  agrupando y separando.

Cuando en nuestra búsqueda por pertenecer encontramos a alguien que se ha formado como líder o cabeza de un grupo hacia el que nos sentimos atraídos, el líder se convierte en una especie de "dios", con características fantásticas e irreales que creamos en nuestra mente y que nos hace sentir que estamos en buena compañía, pues es la persona en la que hemos depositado nuestra fé y nuestra razón de pertenecer a un grupo “selecto”.
Le seguimos acompañados de un grupo de personas  que se encuentran en las mismas circunstancias que yo: Queremos pertenecer, ser parte de ése núcleo especial y exclusivo.

Muchas veces el mensaje de este líder se convierte en un arrullo que nos mantiene sumidos en el sopor de la inactividad de la ignorancia.
Inactividad, porque las características dadas al objeto de nuestra adulación sólo se las vemos a él y no nos atrevemos nisiquiera a pensar que esas caracteristicas podemos desarrollarlas en nosotros mismos y hacerlas más reales, más factibles, más nuestras.
Ignorancia, porque al seguir ciegamente a otro no nos damos cuenta del gran potencial que  hay dentro de nosotros mismos para crecer, para encontrar por nosotros mismos la fuerza que me llevará a convertirme en un ser que experimenta su propia guía, que soy un ser  pensante, que estoy consciente, que puedo realizadar cambios positivos en mi interior, que estoy despierto y sobre todo que soy LIBRE. 
Libre hasta del ser al que le doy mi libertad, muchas veces sin que me lo pida.

Ese líder al que seguimos es la persona que podemos llegar a ser, pero requiere de nosotros voluntad y disciplina. Es por eso que  preferimos muchas veces, sino en la mayoria de los casos; dejar a "nuestro líder" en su puesto: Mientras yo le sigo de lejos, no me hago responsable del mensaje. El mensaje se pierde en versos aprendidos, muchas veces monótonos que repito siempre que tengo la oportunidad. Me los aprendo de memoria porque se oyen muy bonitos y mucha gente los repite igual que yo, y en ciertas circunstancias de la vida dejan un buen mensaje, una buena impresión.
Surge entonces esa figura del mensajero que vivió o vive su mensaje, al que yo sigo, admiro o idolatro y que muchas veces no emulo.

Repito inconscientemente que puedo realizar lo que "mi líder" hace o hizo en vida. Pero se queda todo en meras palabras,  monótonas, sin acción.

El fanatismo no requiere de mí que yo abra mi mente, que escuche mi voz interna; el fanatismo no me permite dejar atrás los versos aprendidos que sólo ocupan espacio en mi mente, y  que no me sirven de nada mientras estén inactivos y no los ponga en práctica. No me permite cuestionar enseñanzas que muchas veces se contradicen y que no me dan paz duradera y que mas bien me separan de mis hermanos sólo por el hecho de que ellos no creen como yo, o no siguen el líder que yo sigo. Por eso se convierten en mis enemigos o personas no gratas.

Si queremos dejar de ser fanáticos, tendremos que tumbar el piso en el que hemos estado parados por mucho tiempo y comenzar de cero.
Muchas veces en nuestra ceguera llegamos a pensar que sólo los que creen como yo alcanzaremos la "salvación"; que sólo un determinado número llegará a la meta.
Creemos ciegamente que si aquel grupo de personas no creen como nosotros, hay que hacerles la guerra; desterrarlos y hasta eliminarlos. Aquellos que no se unen a mi organización y creencias están "perdidos" y recibirán castigo eterno y mientras ese castigo llegue, les declararemos la guerra y la llamaremos quiza “una guerra santa”. Las muertes del bando contrario estan totalmente justificadas, pero los muertos del lado nuestro  merecen venganza y fuego eterno.  En esto, por nuestra ceguera podemos incluir miembros de nuestra propia familia. Nadie se salva de esta ira “divina”.

En el momento en que mis creencias me separen  del resto de los seres humanos que no comparten mis creencias; es el momento preciso para evaluar muy seriamente y con la cabeza fria, aquello que creo es "mi" verdad, ya que ninguna creencia, por muy buena que sea; debería separar sino unir.

Los Seres Humanos siempre estamos deseando ser parte de algo o de alguien pasando por alto que ya pertenecemos a un grupo, y si no nos separáramos, aceptando nuestro lugar y  dándole su lugar a cada uno dentro del conjunto, haríamos de éste grupo de Seres Humanos algo maravilloso.
Ya no existirían las ideas separatistas como por ejemplo: "Tú eres blanco yo negro, tú eres de aquel país yo de éste, tú pobre yo rico, tú intelectual yo ignorante, tú rezas, yo medito, creo en Jesús tú en Buda, creo lo que dice la Biblia tú lo que dice el Corán,  aceptas lo que dice el pastor o sacerdote, yo lo que me dice mi Ser".

Me pongo a pensar cómo cambiaría nuestra vida si dejáramos atrás los conceptos que tenemos tan arraigados en nuestra mente y que conforman lo que pensamos que son “nuestras creencias”.

Al principio sentiré un gran vacío, pues la base que sustentaba lo que yo creía que era mi razón de ser, ya no está. Pero ante mí se abrirán poco a poco muchas puertas y mi vida comenzará a florecer, empezaré a ver cambios verdaderos, maravillosos; pues serán el fruto de mi propio sentir, de mi propio Ser y por lo tanto es el camino que me llevará a encontrarme conmigo misma, y eventualmente con Dios.

Tambien me sentiré más liviana, el peso de la culpa se alejará y no me sentiré pecadora, ni culpable. Qué bella sensación esa de saber que Dios/La Creación me ama sin condiciones y no solamente a mí sino tambien a todos aquellos que no creen como yo. Nos ama a TODOS por igual, sin exepción. Qué concepto más simple, pero a la vez qué PODEROSO.
No podemos en nuestra mente limitada pensar que somos aceptados tal y como somos. Pensamos que tenemos que pagar o sufrir o sacrificarnos de alguna manera por el Amor que Dios nos da gratis, sin esperar ninguna clase de sacrificio.
El Amor de Dios es incondicional,  verdadero.
Si no lo vemos así, es porque de alguna forma hemos contaminado, manipulado, e interpretado la verdad del Amor que Dios tiene por sus hijos, por TODOS SUS HIJOS.

Al liberame de mi fanatismo tal vez sienta el deseo de compartir con los que me rodean la Luz que me ha llegado, pero tendré cuidado de no interrumpir el camino de nadie; dejando que mi vida sea la que hable por mí.
Ya no sentiré el deseo de recitar versos aprendidos y  monótonos ni de llevar conmigo mucha gente al lado, pues sabré que el camino que recorro me lleva más cerca de mi fuente e inevitablemente tarde o temprano los que me rodean encontrarán su camino tambien.

Ya no le daré ciegamente mi libertad a nadie. Si decido seguir a alguien, unirme en un trabajo espiritual u otro tipo de tarea, mantendré la libertad de seguir mi voz interna siempre a cada paso del camino.  
El Creador puso la verdad donde nadie la puede contaminar:  Dentro de cada uno de sus hijos.


Con mucho Amor,

Patricia Elena Garcia.




El fanatismo comienza  a derrumbarse cuando doy cabida en mi corazón a todos los Hijos de Dios, sin importar en lo que crean o en lo que yo crea de ellos.    

Wednesday, July 13, 2011

Mi Misión En La Tierra

MI MISION EN LA TIERRA

Cuando comencé mi búsqueda espiritual, siempre hubo una pregunta que me atormentaba a cada momento: ¿Cúal es mi misión?.
Todas las personas que yo creía que estaban más avanzadas que yo se veían muy seguras de su misión en la tierra, y yo me sentía tan irrealizada que a veces me iba a la cama vacía y llorando, ya que mi misión no se manifestaba y nadie parecía poder darme una respuesta concreta.

Tal vez yo deseaba oír que tenía una misión muy importante, para la que se requería una preparación exhaustiva. Tal vez mi misión requería meditar 4 horas o más diariamente, tal vez un ayuno riguroso, o tal vez un viaje al extranjero para conocer a ése gurú o a ése maestro del que muchos hablaban y otros seguían.
Seguramente mi misión era oír voces en mi mente que me dijeran el camino a tomar a cada paso.

La búsqueda de mi misión en la tierra me llevaba por caminos de búsqueda que a veces se volvían costosos, monetariamente hablando. Un curso aquí, otro curso allá, como desarrollar esto, y agudizar aquello. Muchos libros que hablaban de cosas que al final de cuentas no tenían aplicación sencilla ni práctica en mi vida.

Tal vez tendría que irme a vivir lejos, apartada de la sociedad, de la contaminación, del crimen, de la violencia. Tendría que comenzar a vestirme de forma diferente o cambiar radicalmente la dieta, las amistades, la ciudad y quizá hasta de país (¿).

Hasta que un buen día mi busqueda llegó al momento de enfrentarme conmigo misma, y me llevó precisamente al lugar donde  jamás pensé buscar.
¿Tal vez han escuchado que el mejor lugar para ocultarle algo a una persona es ponerle el objeto frente a su nariz?.

Ahí mismo terminó mi búsqueda: Después de mucho “andar” fuera de mí misma, encontré que empezando con mis padres y hermanos, mi compañero de viaje, mi hija, los tíos, los abuelos, etc., son las personas claves en mi “gran misión en la tierra”.

Me he encontrado con un trabajo bien grande que me tiene ocupada la mayor parte del tiempo. Crezco cada vez que puedo solucionar algo dentro de mí, conflictos que antes solamente metía debajo de la alfombra, o estaban guardados en el closet, pues vivía ocupadísima buscando mi misión afuera, cuando adentro se desarrollaba un drama más prometedor y con enormes posibilidades de un mayor crecimiento interno.
Cada vez que me enfrento a una situación nueva en mi núcleo familiar inmediato,  en mi hogar;  mi misión se hace más clara y salgo favorecida.
Se crece enormemente cuando logramos vivir en paz y armonía con aquellos que ocupan nuestro mismo techo y comparten nuestro entorno familiar.

Ellos son los mejores maestros que he podido encontrar.

No tienen que estar de acuerdo con lo que yo pienso, ni yo con ellos. Para poder tener una paz sincera, he aprendido a darle a cada uno de ellos su espacio; pero sobre todo el respeto al sitio en que cada miembro de mi familia ocupa en su crecimiento espiritual.
Dar mi amor incondicional a esos seres especiales que encuentro en mi nucleo familiar me lleva a un crecimiento sin igual, pues es muy fácil dar amor a aquellas personas que encuentro en una reunión y que están de acuerdo en todo momento con mi forma de pensar, creer, alimentarme, y  actuar. Ahí no se requiere mucho esfuerzo de mi parte, y  tampoco hay mucho crecimiento.

Mi misión en la tierra comenzó bajo mi techo y en mi círculo familiar, cuando logré ver que cuando no todos estamos de acuerdo,  es el momento de llevar  luz, armonía, tolerancia y comprensión a situaciones que antes eran focos de batallas, de conflictos, de resentimientos y de separación. Es en esas circunstancias cuando podemos “practicar”  las ricas experiencias obtenidas cuando buscábamos afuera de ese núcleo que conocemos como familia, pues la familia es el mejor taller para aplicar todo  lo aprendido.
Ser luz en la calle y obscuridad en la casa es un triste reflejo de lo estancados que podemos estar en nuestro crecimiento interno.

Esos dramas familiares que me dan la gran oportunidad de crecer, de conocerme a mí misma y de aceptar quién soy, pero sobre todo me dan la oportunidad de cambiar aquellas cosas que puedo cambiar.
Cuando se “oprimen botones”, esas instancias en las que pueden surgir conflictos en nuestro nucleo familiar; es el momento de adentrarnos en nosotros mismos y crear un espacio de  aceptación, de perdón, de tolerancia, y de amor. Ya que de esa forma podemos ver las cosas desde otra perspectiva.
En el momento que acepto a mis parientes tal cual son; acepto que soy parte de ellos y ellos de mí y me integro sin reservas ni prejuicios.
Al aceptarlos y amarlos me acepto, me perdono y me amo a mi misma.

Mi misión en la tierra abarca también mi sitio de trabajo, donde encuentro personas que piensan muy diferente a como pienso yo.
Estoy precisamente en el lugar indicado para cumplir una misión y esa misión es importante ya que me da la oportunidad de crecer  y  estoy ahí por esa razón, la de crecer, la de aceptar, perdonar y convivir con los maestros que me llevan a esa realización, no hay otro lugar más perfecto para crecer internamente.
Cumplir mi misión en el sitio de trabajo  no requiere que yo haga grandes cambios en la compañía o hacer que el jefe se una a mi  misión o buscar aliados dentro de una empresa para cumplir lo que yo considero es mi misión.

Todos  realizamos un trabajo espiritual que nos corresponde sólo a nosotros a nivel personal, aunque no estemos conscientes de ello. Todos somos seres espirituales y aunque tengamos un cuerpo fisico, (temporal), lo espiritual es lo más importante, aunque de eso nos demos cuenta al final de esta vida física.
¿Donde estábamos antes de entrar en éste cuerpo? Muy seguramente en el  mismo sitio al que regresaremos al salir de el.
Sólo que lo que llevaremos en esta ocasión es el crecimiento, el perdón, y el amor que logramos compartir con los seres que cruzaron nuestro camino.

Ese trabajo espiritual para que sea positivo se debe realizar en silencio.
No hay necesidad de llevar pancartas, ni tener un tatuaje en la frente ni nada por el estilo.

Muchas veces veo enemigos cuando debo verlos como maestros, pues en todas las situaciones hay un maestro escondido.
Solamente tenemos que encontrar la lección para aprovecharnos de la enseñanza. 
  
Muchas veces sucede que teníamos a un maestro escondido en un sitio de trabajo y siempre evitábamos encontrarnos con él o ella o siempre teníamos enfrentamientos.
¿Qué sucede si no me doy cuenta de la lección que éste maestro me trae y me voy de ése trabajo?. O tal vez me voy de ahi enemistado con esta persona?
Lo que sucede es que llego a otro sitio de trabajo y me encontraré con un maestro más fuerte, más exigente que el anterior, para que así logre ver y aprender  la lección que me traía el primero y que no logré encontrar.

Esto mismo nos puede suceder en las relaciones de pareja. Si no logramos descifrar la lección escondida en una relación sentimental que no funcionó, nos podremos encontrar con un maestro aún más exigente en una segunda o tercera  ronda.

La señal que me indica que he encontrado mi misión en la tierra y que la estoy llevando bien, es la paz interna que siento.  Cuando pierdo esa paz interna, estoy perdiendo oportunidades de crecimiento que la vida me ofrece a cada instante.

Con mucho Amor,


Patricia Elena Garcia.





Familia, trabajo, amigos, comunidad:  
Terreno fértil para que comience mi  misión en la tierra.

Friday, June 24, 2011

Los Caminos Hacia Dios

LOS CAMINOS HACIA DIOS

Recuerdo cuando era muy pequeña (tendría unos 4 ó 5 años) que llegamos a una nueva ciudad. Mi padre llevaba la misión de comenzar una iglesia de su denominación, pero en esa ciudad  en su gran mayoría la gente practicaba otra religión.
Estando un día solos mis hermanos y yo en casa, alguien desde afuera prendió fuego a un pedazo de papel periódico y lo metió por debajo de nuestra puerta. En otra ocasión mi madre llegó sangrando de la boca pues alguien le lanzó una piedra cuando acompañaba a mi padre en sus visitas diarias y tuvieron que llevarla de urgencia a otra ciudad para ser operada.
Mis padres tuvieron grandes dificultades para realizar el trabajo que tenían en mente.
Cuando contaba con aproximadamente 8 años presencié una escena que jamás se borró de mi memoria: Vi a mi padre sacar a empujones de su iglesia a alguien que no compartía su misma religión e ideas.
Sentí un dolor muy grande en mi corazón por aquel hombre, y por mi padre.
Comencé a cuestionarme el porqué de la división en grupos, porqué los demás están mal y yo estoy bien. Pensé, ¿Cual hubiera sido la reacción de Jesús?, que en éste caso es el líder de los cristianos involucrados.

Los caminos hacia Dios son muchos. Creo que si voy a una iglesia y les pregunto a sus miembros quién es Dios y que significan sus enseñanzas para ellos, obtendré respuestas muy diferentes unas de otras. No dudo que todos estarán seguros de sus conceptos y deberé respetar sus opiniones, ya que el camino a Dios es muy individual y no todos vamos en el mismo sendero pero estoy segura que todos alcanzaremos tarde o temprano la misma meta.

Considero "violencia" tratar de convencer a alguien a que crea o piense como yo. No puedo pretender que en un colegio todos los alumnos estén en el mismo grado, ni puedo pensar que los del primer grado son menos que los del último grado. Cada cual está dónde le corresponde estar y eso hay que respetarlo.
Tampoco debo pensar que soy superior o inferior a nadie en cuestiones espirituales. Cada cual está en el lugar que está por su derecho y  su elección.
Algunos aparentemente avanzamos lentamente, mientras otros avanzamos  aparentemente rápido. Tampoco podemos saber quién va a qué velocidad ya que tampoco se trata de quién llegue primero.

Algo me dice que todos llegaremos a nuestro tiempo.
Mi única tarea en éste mundo es hacer la parte que me pertenece a mí, nada más. No  vine a empujar a nadie, ni pretender que en mi curso hayan miles y miles de participantes por el simple hecho de que eso me hará sentirme segura, confiada, menos sola y tal vez menos equivocada. Viendo mucha gente en mi camino talvez me haría sentir tranquila pues si voy bien o voy mal tengo muchos en mi compañía.
No puede ser que tantos estemos equivocados, los números nos dan confianza.
Vamos como en un rebaño y nos sentimos seguros.
 
El camino a Dios que buscamos todos, me he dado cuenta durante el transcurso de mi vida; es un camino mas bien solitario.
En ese camino aparecen personas que se acercan a mí, y por un rato aprenderé de ellas, tal vez ellas de mí también y seguiremos nuestro rumbo individual hacia Dios individualmente, hasta que nos reunamos de nuevo en El.

No me afano por salvar el mundo, pues el mundo no está perdido. Nosotros en forma individual y personal nos vamos dando cuenta qué es lo que debemos cambiar dentro de nosotros mismos para mejorar nuestro entorno, nuestro pequeño mundo.
Más bien me doy cuenta que al cambiar yo, mi entorno comienza a   cambiar sin mucho esfuerzo de mi parte, dejo de participar en los dramas  en los que participaba voluntariamente y todas esas telenovelas dramáticas que componían y hacían parte de mi vida van terminando en un final feliz para mí.

Tolero todas las religiones porque cada una tiene una parte de ésa gran verdad que todos llevamos dentro y cada cual tiene el derecho como lo tengo yo de llegar a Dios a su manera y a su tiempo.
Recuerdo que en éste mundo hay tantos caminos hacia Dios como hay gente y cada cual va por el camino que ha elegido y que le pertenece a él solamente.
Tenemos religiones, sectas y creencias de lo más variado que podamos imaginar. La gran mayoría de todas ellas en esencia tienen unas enseñanzas hermosas de Amor y de Hermandad que si las practicáramos no tendriamos porque dividirnos y hacernos daño, juzgándonos y atancándonos sin piedad y en muchos casos llegando hasta a enfrentarnos en guerras.  

La clave del éxito de todas éstas religiones y de cualquier camino que elijamos individualmente es practicar el Amor, el Perdón y la Tolerancia que sin duda son el tema principal y fundamental de éstas enseñanzas.
No creo que en ellas se incluya el menospreciar, odiar, juzgar y alejar a los que no crean como yo.

No me limito a repetir versos de libros sagrados, ya que si esos versos no  reflejan cambios en mi propia vida, ni tampoco sirven en mi crecimiento interno, ni en mi convivencia con el medio ambiente y los seres que me rodean, esos versos no me sirven de nada.
Es por eso que muchos sitios de congregación se pueden convertir en un simple club social donde todos creen y pocos crecen.
 
Si decido no hacer el curso individual que me pertenece y me paso la vida tratando de reclutar miembros para mi causa por muy buena que yo crea que sea, al final del camino tal vez diré: "Traté de cambiar el mundo, luché y luché pero no se pudo".
Entonces me responderán:
 "Se requería solamente que cambiaras tú".

Con Amor,

Patricia Elena García.



Dios me dá el permiso de llegar a El a mi paso y a mi modo.
Si Dios me lo permite a mí.
¿Quien soy yo, para no permitírselo a los demás?

Monday, December 20, 2010

La Inteligencia

La Inteligencia

El culto a la inteligencia. “Esa persona es muy inteligente”, dicen algunos para darle a otras personas un aura de “especialidad”, de “rango”, de “altura”, de jerarquía.
A traves de los años me he dado cuenta que ser inteligente no conlleva a tener Sabiduría y me pregunté, porque? La respuesta fué sencilla: La Inteligencia, no es un atributo del Alma, del Ser.
Muchas veces tomamos decisiones inteligentes en la vida que necesariamente no son sabias.
Se nos habla, por ejemplo, de “armas inteligentes”. Qué tanta Sabiduría puede haber detrás de un arma creada para matar a otro ser humano? Que hay detrás de las “mentes inteligentes” que se unen en un propósito tan descabellado ?
Tambien se dice que se realizan “actos de inteligencia” en el espionaje.
En la epoca de Hitler los Alemanes eran la nación con más alto coheficiente intelectual del planeta. Mas, sin embargo; se unieron en una locura colectiva que pudo haber tenido el potencial de exterminar el resto de los seres humanos, solamente por la noción de sentirse superiores a los demás.

Quienes comienzan las guerras? Quienes dominan los pueblos más pobres del planeta? Quienes por miles y miles de años repiten las mismas barbaries sobre los más desprotegidos? Personas a las cuales atribuimos un alto coheficiente intelectual.

Asi que, de ahora en adelante sería bueno pensar muy bien y sobre todo ver qué actos se cometen en nombre de la tan codiciada y admirada inteligencia.

Que bello sería empezar a inculcar en nosotros mismos y en nuestros hijos que la Sabiduría es muchísimo más valiosa que miles de títulos de “inteligencia” que podamos alcanzar o que nos puedan asignar.

Con Sabiduría jamás se realizarían guerras, con Sabiduría, no habrían niños en la calle maltratados, ni abusados.
Con sabiduría no habría distingos de color, de raza ni de naciones.
Con Sabiduría ya no habrían enfermedades incurables ya que las grandes compañías farmaceúticas, (llenas de gente inteligente) en unión con grandes hospitales (llenos de gente más inteligente) no les conviene que la gente esté sana.
Es más, su inteligencia la utilizan para estudiar cuerpos enfermos, no cuerpos sanos.
Con sabiduría este mundo sería otra cosa.

Hemos levantado un altar a la inteligencia y se nos ha olvidado algo muy importante: Nuestra alma, nuestro ser, eso que nos une, lo que jamás podremos negar, aún después de nuestro paso por esta Tierra.

La inteligencia no viajará con nosotros después de este viaje por la vida. Sólo quedarán los hechos que realizamos con esa inteligencia. Para muchos será algo doloroso o tal vez cosas que arruinaron nuestra vida o la de personas que nos rodearon, ya que inteligencia sin Sabiduría casi siempre lleva al dolor, a la arrogancia, a la prepotencia y a la insensibilidad.


Ser sabio te da la llave para ver lo que otros no ven.
Ser sabio te deja sentir lo que otros no sienten.
Ser sabio te deja oir lo que otros no escuchan.
Ser sabio te da la paz que otros no sienten.

Con Amor,

Patricia Elena García


Thursday, December 16, 2010

La Libertad

La Libertad

La libertad es un concepto que muy pocos seres humanos han podido experimentar. Están los que se “creen” libres y viven en países que se proclaman ser los defensores de la libertad. Pero viéndolo bien de cerca somos más esclavos que aquellos que nunca han conocido esta extraña forma de libertad.
En nombre de la libertad nos encadenamos a una rutina díaria casi penitenciaria para conseguir cosas que después nos esclavizan porque hay que mantenarlas en perfecto estado o para que funcionen bien, y despúes hay que cuidarlas para que no se las roben.
Una casa, un carro, joyas, ropa, cosas y más cosas que en vez de darnos libertad nos encadenan a ellas mentalmente y nos roban la paz.
Unida a estas cosas viene la competencia; mis cosas son mejores que las de los demás. También tenemos el extraño concepto que si tenemos más que los demás somos mejores personas. Más es mejor.

Pero algunos podemos decir que no tenemos nada, por lo tanto somos libres. Pero tal vez tenemos vicios y rutinas con las cuales no podemos funcionar bien diariamente si no las hacemos. Nuestra(s)  taza diaria de café, para poder despertarnos, nuestras comidas favoritas, y hasta la idea de dietas saludables para alargar la vida de esclavitud que llevamos. El cigarrillo y las drogas que calman toda clase de sufrimientos y enfermizas condiciones humanas.

Otros nos encadenamos a relaciones tóxicas que nos agobian y nos atan a una vida de dolor y de zozobra.
Pasamos de una relación a otra buscando lo que no hemos encontrado dentro de nosotros mismos.
Otros sufrimos cadenas mentales, estamos encarcelados en la celda del dolor, del resentimiento, del odio, del miedo, de la intolerancia o simplemente somos adictos al sexo.
¿Entonces quien puede decir que es realmente libre?
Arrastramos cadenas disfrazadas de miles caretas, puedo decir que mis caretas son más bonitas que las de los otros, puedo tener argumentos más fuertes que las de los otros, puedo decir que mis cadenas son menos pesadas que las de los demás, y podemos tener argumentos casi sagrados para lucir nuestras cadenas.
Pero al final del día, que son? CADENAS

Creemos en la ilusión que los que están privados de la libertad son aquelos que están tras las rejas.
Y nuestras rejas?? Podemos estar al aire libre, y recibir la luz del sol. Pero en nuestras mentes y en nuestras vidas hay muros más altos que esas que puedes encontrar en  cárceles de máxima seguridad. Tenemos condenas impuestas por nosotros mismos y lo más risible es que cuando las hemos cumplido nos imponemos más.

Cuando pague el carro, cuando pague la casa, cuando me gradúe, cuando me case, cuando me divorcie, cuando me gane la lotería, cuando me retire, cuando sea abuelo, cuando pague mis deudas, cuando los demócratas sean mayoría en el senado, cuando mi familia piense como yo, cuando salga de la cárcel. Cuando, cuando, cuando, cuando.
Cadenas perpetuas. Somos los peores jueces que pudimos encontrar para que nos impusiera la sentencia.

Que te ata? Que te ahoga? Que te preocupa? Que te duele? Que te agobia? Que hace que algunas veces te falte el aire y sientas que se te oprime el pecho?

Dios nos creó libres. Nosotros solitos nos metimos en nuestra propia celda con nuestro mal llamado “Libre Albedrío”.
Nos hemos encadenado, nos hemos dividido, nos hemos clasificado por razas, por credos, por nacionalidades, por rangos sociales y por miles de rótulos y de barreras sin fín. Son ellos contra nosotros.

Nos ponemos metas que no nos dan libertad.

Ni siquiera en el camino espiritual somos libres, ya que nos imponemos reglas, mandamientos, y preceptos que en vez de darnos luz nos oscurecen el pensamiento. Porque tenemos la absurda idea que nuestro camino espiritual es mejor que el de los demás, o que nuestro camino es más cierto que el de los demás. Y hasta creemos que somos los “escogidos” de un dios más humano que los mismos humanos.

Nos atamos, nos fanatizamos y los muros se levantan cada vez más altos y más absurdos.

Para poder experimentar la verdadera Libertad, tenemos que dejar las ideas preconcebidas sobre TODO lo que se refiere a nuestra vida, porque lo que hemos experimentado no nos ha dado Libertad, ni Paz! Entreguémonos a Dios que es el único que sabe qué es la verdadera libertad, porque El es Libre, El es Amor y nos creó de la misma manera.

Aunque en éstos momentos nos encontremos tras las rejas podemos experimentar la libertad ya que la libertad es una condición imnata del Espíritu. La Libertad nunca la encontraremos en el plano físico, pero si la podemos experimentar en lo físico.

Liberémos nuestras cadenas, abramos la puerta de la cárcel mental en la que nos hemos metido y VOLEMOS, SEAMOS REALMENTE LIBRES!
Pongámos nuestra mente en las manos del Espíritu Santo, o en lo que creamos que es más grande que nosotros, no nos limitémos en eso y llamemos a nuestros ángeles, a nuestros guías, a nuestro Dios, para que ellos nos limpien, nos sanen, nos hagan una revisión total y podamos lograr experimentar la verdadera libertad, sin importar el lugar en el que nos encontremos.

Pueden llamarnos esclavos, y podemos tener un amo, pero podemos sentirnos libres, ya que a la mente y a el espíritu sólo los encadenamos nosotros mismos.

Con Amor,

Somos libres la puerta está abierta, pero hemos puesto el candado y hemos olvidado donde pusimos las llaves.

 
Patricia Elena García
 8/14/2010